martes, 29 de junio de 2010

EL UNICORNIO AZUL


La ilusión – La esperanza

Jordi estaba entusiasmado escuchando las historias que su hermano Pere le contaba, sin preocuparse de si eran verdad o mentira, porque de una forma mágica le hacían volar con la imaginación. A Pere le encantaba ver la cara de su hermano pequeño mientras le escuchaba, ya quehabía descubierto que sus relatos eran un medio fabuloso para hacer que Jordi comiera.

—¿Y a dónde se fue el unicornio azul? —le preguntó aquel día después de escuchar su historia.

—A un lugar donde nadie pueda encontrarle —le contestó.

—¿Y dónde está ese lugar? —preguntó Jordi.

—¿Para qué quieres saberlo? Tú nunca lo encontrarías.

Desde ese día, Jordi tuvo una ilusión: encontrar al unicornio azul y pedirle que fuera su mascota.

—Anda, Pere, dame una pista para encontrar al unicornio...

—Bueno, te daré una pista: se fue a la montaña más alta de la Tierra, allí nadie le podría encontrar.

Esa noche, Jordi, lleno de ilusión, se puso su traje de escalador, cogió todo el equipo y empezó a escalar la montaña más alta del planeta buscando al unicornio azul.

Pero este no apareció. Cansado y desilusionado después de hacer tantos esfuerzos, Jordi volvió a su casa y al día siguiente preguntó a su hermano Pere:

—¿Estás seguro de que se fue a la montaña más alta de la Tierra? He subido esta noche a la montaña más alta y no lo he encontrado.

—Bueno..., a lo mejor se cansó de estar allí y decidió ocultarse en una cueva, en la cueva más profunda de la Tierra, allí nadie le podría encontrar.

Esa noche, Jordi, lleno de ilusión, se puso su traje de espeleólogo, cogió todo su equipo y descendió a la cueva más profunda del planeta buscando al unicornio azul.

Pero este no apareció. Cansado y desilusionado después de hacer tantos esfuerzos, Jordi volvió a su casa y al día siguiente preguntó a su hermano Pere:

—¿Estás seguro de que se escondió en la cueva más profunda de la Tierra? He bajado a la cueva más profunda y no lo he encontrado.

—Bueno..., a lo mejor se sentía solo y triste en la cueva y decidió irse a uno de los bosques mágicos de la Tierra, para encontrarse con otros unicornios.

Esa noche, Jordi, lleno de ilusión, se puso su traje de explorador y se internó en todos los bosques mágicos del planeta buscando al unicornio azul.

Pero este no apareció. Sin embargo, pudo hablar con los árboles, jugar con los gnomos, bailar con los duendes y cantar con las hadas. Y cuando ya se disponía a regresar a su casa, le preguntaron:

—¿Por qué quieres encontrar al unicornio azul?

—Me gustaría que fuera mi mascota, seguro que todos mis compañeros se quedarían con la boca abierta y querrían ser mis amigos...

—¿Es eso lo que más deseas en el mundo, tener amigos?

—Pues... sí, aunque también tengo otro deseo, pero es un secreto, por eso no os lo puedo contar.

De repente, los árboles dejaron de hablar y los gnomos y las hadas desaparecieron. Jordi se quedó solo en medio del bosque mágico y sintió un escalofrío por todo el cuerpo cuando oyó un ruido a sus espaldas. Se volvió para mirar y solo dijo:

—¡Oh, qué boniiiiiiiiiitoooooooo!

Hacía él venía trotando un pequeño y gracioso unicornio azul. Se acercó a Jordi y le dijo:

—¿Me buscabas?

—¡Sí! He subido a la montaña más alta de la Tierra, he bajado a la cueva más profunda y he explorado todos los bosques mágicos con la ilusión de encontrarte, y ahora que lo consigo ¡estoy muy contento de verte!

—¿Y qué quieres de mí?

—Quiero pedirte que seas mi mascota. Si vienes conmigo vivirás en mi casa y yo cuidaré bien de ti.

El unicornio azul le miró con tristeza y le dijo:

—Si voy contigo moriré, porque en la ciudad no existe el alimento que yo como, y el aire no es tan puro como el que yo necesito. Pero dime, Jordi, ¿por qué me quieres de mascota?

—Quiero que mis compañeros se fijen en mí y me envidien por tener la mascota más bonita. Así, a lo mejor quieren ser mis amigos...

—Si lo que quieres es tener amigos yo te puedo ayudar sin tener que ser tu mascota.

En ese momento el unicornio azul lanzó un sonido al viento, como si fuera una llamada, y del bosque comenzaron a llegar los pájaros, las ardillas, los conejos...

Vinieron los gnomos vestidos de rojo, vinieron las hadas vestidas de plata, vinieron los duendes vestidos de verde y comenzaron todos a cantar:

Muchos amigos tendrás

si eres como tú eres

sin querer ser diferente,

si ayudas a los demás,

y ofreces, sinceramente,

tu cariño y tu amistad.

Jordi estaba encantado al ver cómo todos cantaban a su alrededor, y sintió que por fin se cumplía su sueño. Entonces pensó que si tenía un montón de amigos en el bosque mágico, también podría tener muchos amigos en su clase.

Volvió a su casa lleno de ilusión y le contó a su hermano Pere que por fin había encontrado al unicornio azul y se habían cumplido todos sus deseos. Bueno..., todos no, porque todavía tenía un deseo secreto.

Begoña Ibarrola

Cuentos para sentir 2: Educar los sentimientos

Madrid, Ediciones SM, 2003